Maya Kulenovic es una señora natural de Sarajevo (Bosnia y Herzegovina) que nos viene regalando desde hace largo tiempo maravillosas obras llenas de alegría y estupor.
No se muy bien porqué pero alguien metió a Maya una broca bien gorda por la oreja batiendo su cabecita para después ponerla a pintar cosas tan bellas como las que aquí tenemos.
¿Qué nos cuenta nuestra amiga?
Pues algo tal que así:
“Para mí personalmente, el arte es una forma de meditación. Mi proceso de pintura es, ante todo, sobre la duda y la creencia… Constantemente reexamino mi percepción, y dudo de lo que creo que sé, y busco cosas cuya poderosa presencia pueda sentir, pero no bastante como para entenderlas.
La mayoría de mis obras tienen cierta referencia a la guerra y la mortalidad, probablemente como resultado de la experiencia personal. Miro en el lado oscuro de la humanidad porque no puedo pretender que no lo veo, y la única manera de hacerle frente es comprenderlo mejor. Creo que mi pintura expresa algo del carácter poco fiable de nuestro sentido de seguridad, las posesiones y el conocimiento, nuestro ilimitado potencial de violencia, así como la compasión y la eterna búsqueda de la espiritualidad de algún tipo, como la esperanza o amor el incondicional".
Su obra es un extraño cruce entre Rembrandt y el infierno.
Podéis seguir a la artista en su web oficial
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